El
Estado Miranda, tiene una parroquia llamada Petare, esta es una de las
32 del áreas metropolitana de Caracas. En
su fundación fue designada con el nombre “Dulce Nombre de Jesús de Petare”.
La palabra "petare" procede de
la lengua Caribe, hablada por los indígenas Mariches, quienes eran los habitantes precolombinos de la zona este de
Caracas.
El significado de las dos palabras, "pet" y "are",
es en su sentido estricto, "cara" y "río",
permitiéndonos concluir que Petare
significa "lugar de cara o frente al
río", en clara alusión a la situación geográfica del núcleo
fundacional, ubicado en las orillas del río Guaire.
Es
en esta zona donde el “Teologado Emaús” de Caracas, realiza su labor pastoral.
La cultura sale a flor de piel en este espacio geográfico, la gran mayoría de
las personas residentes aquí, proceden de diferentes partes de Colombia. La
gente es muy acogedora, sobre todo con los Misioneros Claretianos, quienes
llevan haciendo presencia alrededor de 15 años, en esta zona.
Las
personas en este lugar tienen muy presente la organización desde las CEBs, eso
les da mucha identidad a lo que son y quieren ser. Son muchos los agentes de
pastoral que han desgastado su vida en este sitio, buscando vida digna para sus
habitantes, ya que se encuentra entre los principales lugares de marginación y pobreza
de la gran capital venezolana.
Hablar
de Petare es aludir a la marginación, pobreza, necesidad, hambre, miseria,
violencia, crimen, intimidación, amenaza, miedo, desafío, desconfianza, etc., pero
al fin y al cabo como muchos de los lugares del país, sino que es mejor para
algunos, rotular ciertos sitios para sentir un poco de tranquilidad donde
habita.
Petare
invita pues a la reflexión seria y desafía el campo misionero, poniendo de
frente las problemáticas que aqueja el país. Se espera entonces que con el
trabajo arduo y centrado, se pueda algún día recuperar lo que entraña el nombre
fundacional, lugar dulce, remanso de
paz, territorio lleno de vida porque su cara está de frente a lo que renueva la
existencia, Jesús, la fuente del agua
viva (Jn 4,10).
Néstor Antonio Calderón Beleño, cmf.
No hay comentarios:
Publicar un comentario